
HINDUISMO.

MITO DE LA CREACIÓN
Cuando Dios decidió crear el mundo, comenzó por la Meca y, desde ahí, configuró todo el orbe. De modo que la Meca constituía el centro del mismo.
Una vez terminó de crear todo, en pares, (el cielo y la tierra, el sol y la luna) hizo a los ángeles de la luz. Después, a los yinn de fuego. Éstos fueron obligados a poblar la tierra mientras que aquellos estuvieron destinados a habitar la Morada Sagrada, el cielo, donde habían de dedicar culto a la divinidad.
Una vez organizado esto, Dios ideó crear otro ser que reinaría la tierra: Adán. Sin embargo, los ángeles se opusieron. ¿Cómo podrían fiarse de un humano? ¡Mancharía el mundo con el derramamiento de sangre! Las quejas airaron a la divinidad, por lo que los ángeles crearon una copia de la Morada Sagrada en la tierra, como oasis protector de los seres humanos. Allí lo adoraron.
Por fin la tranquilidad volvía, de modo que Dios empezó a crear a Adán. Tomó barro y lo modeló. Pero faltaba un toque, así que le insufló aliento. Así, esa figura cobró vida. A continuación, ordenó a los ángeles que lo adoraran también a él. Y todos lo hicieron. Todos…menos uno: Iblis, que se indignó ante la sola idea de postrarse ante un ser surgido del mugriento barro.
Enfadado, Dios maldijo al traidor con la expulsión del Paraíso. Después se acercó con cariño a Adán y a su esposa Hawwa (Eva) para indicarles que podrían disfrutar del lugar, excepto del árbol prohibido. Y aquí entró de nuevo Iblis –que para algunos no era un ángel, sino un yinn de fuego-. Los convenció, gracias a su astucia, para que desobedecieran la orden, sabiendo cuáles iban a ser las consecuencias. Y éstas no se hicieron esperar, Dios los condenó a salir del Paraíso y morir en la tierra. Adán se arrodilló ante Dios para, entre sollozos, pedirle perdón. Como el corazón divino no era tan duro como podía parecer, intentó consolar a su creación concediéndole una enorme tienda de campaña protectora colocada en la Kaaba (alrededores de la Meca) y que los ángeles bajaron del cielo. Pasado el tiempo, el hombre se dio cuenta de que estaba derrumbándose, por lo que construyó una nueva Kaaba. Adán, muy mayor, murió, por lo que los ángeles recuperaron la tienda y la devolvieron al cielo. En consecuencia, los hijos del primer hombre hubieron de hacer una casa de piedra en el mismo lugar. Esta nueva Kaaba duró mucho tiempo. Hasta los días de Nuh (Noé), momento en que los pobladores habían olvidado adorar a Dios. Pero eso es otra historia.
